Funciones Disponibles!

~~...Ils vengent vers mon enfants, je leur vais à montrer le chemin...Ils vengent vers mon et nous jouerons avec ce type de magie...~~

Esa era la melodía que sonaba en la vitrola de la Ilusionista, que canturreaba sola en su vagón, inspeccionando los artilugios que la Tia Dalma le había vendido con recelo. Se había quitado sus tacos y su chaleco de cola, despojada también de la ajustada falda que ceñía su cintura y muslos; holgada con la impecable camisa y las pantimedias, también con la humareda del tabaco negro que le hacía de compañía demasiadas veces se sumía en su labor de ordenar y reorganizar las adquisiciones, dejando con cierto desden en un apartado de su vivienda rodante aquellas bulerías (ordinarias) para sus shows . De vez en cuando un suspiro o un tarareo inconsciente vestían sus labios, imperturbable en su labor que sin lugar a dudas causaba algo de hastío, hasta que el golpe seco y repetitivo en su puerta despertó un vago sobresalto y un gruñido en su merced. Con voz ronca de tabaco fuerte indicó de mala gana que su visita no prevista ingrese, en absoluto descuidada como chaperona, se dedicaba aún a mover cajas de un lugar a otro, sin aclarar en absoluto la varieté de objetos y bizarreadas que aún se contemplaba en la habitación.

- Ah, mi freakie en...panties favorita me ha dejado pasar, que honrado me siento.

Spoiler:

- Salut Benji, bienvenido el halago y despedida al prólogo. Qué pasó? Algún problema con el cronograma del show de hoy? Nada de palabrerío que estoy ocupada, merci.

Era un hombre el que irrumpió en el vagón, el cual pasaba tranquilamente los treinta tocando los cuarenta, rapado y de físico trabajado, harto de perforaciones y sin mucha más piel que tatuar ya. Su nombre es Benjamin O'Brien, hombre curtido del business del espectáculo, gerente y productor general del Circo, con acento australiano; su expresión severa le daba un aire de autoridad y superviviente de muchos de esos vicios que rondan en el arte, aunque si bien su talento para el negocio le llevó a tener éxito en su ambiciosa compañía de artes, de vez en cuando un gramo de cocaína le borraba esas toscas arrugas de la amplia frente.
LeBlanc seguía en tu tarea sin fin aparente; todos estos años junto a la compañía habían llevando a que el trato entre ambe dos fuese de viejas camaradas más que de un empleado-jefe (obviando claramente que mutuamente vivían pagandoce favores y gracias), ignorando el su desatención, y ella su mirada siempre interesada en las carnes que cubrían la lycra de los cancanes. Benjamin suspiró, guardandose las manos en los bolsillos del pantalón de lino resignandose a que nunca podría llegar a otra cosa más que mirarle con antojo, soltando una sonrisa desdeñosa, volviendo a la realidad del asunto que lo llevó hasta la Ilusionista.

- El día en que te tomes las cosas con calma...Tomaremos una cerveza entonces, jeh. En fin, mira: las funciones aquí en Orleans están completamente agotadas; parece que se han puesto de moda las cosas raras y lo bizarro. Por ello me parece una buena idea que la compañía se quede un poco más, para ver si conseguimos un par de verdes más de lo esperado. Y como aquí somos todos familia, pues bueno...

Benjamin se pasaba una mano por la nuca con un gesto ambiguo en la cara, sabiendo que fuera cual fuera la reacción de la mujer, una buena temporada es mejor aprovecharle, dando como fruto un dinero extra que todos dedicarían un buen destino. Mientras tanto LeBlanc seguía con sus cosas como si no le escuchase, prolongando una respuesta que ámbos sabían con silencio de por medio. Se detuvo frente al espejo tocador que se centraba en la habitación, apoyándose en el y dirigiendole al fin una mirada a su gerente. Se cruzó de brazos, ofuscada de cejas con un gruñido entre dientes.

- Y eso cuántas funciones más significan entonces...? Sé que vivo haciendo trucos con sombras, cartas y pellejos pero...Esas baratijas van a terminar destruyendo mi oficio. Por favor nada de funciones dobles luego de las fechas pactadas, porque sabes que no voy a hacerme cargo si no ven mi preciosa cara haciendo ilusiones en la percepción del ignorante, oui?.

No tuvo más remedio que jactarse de sus condiciones rompiendo en una grave risotada, desprendido de un suspiro al mal genio de la artista, ya demasiado acostumbrado como para encontrar un ápice de sorpresa, volviendo sobre sus pasos estando ya bajo el umbral de la puerta.

- No te preocupes que te conozco demasiado bien como para andar de pretencioso contigo preciosa. Cuando tenga todo más organizado te aviso, vale?-
Vale, vale Benji, vale; ahora... La visita tiene sueño y la dueña de casa no tiene más tiempo que perder, qui tu est léger, nous voyons!

Terminó así de despedirle, girando sobre sus talones y yendo con prisa innecesaria hacia unos estantes que estaban atiborrados de más cajas y libros, los cuales iba apilando sobre el suelo alfombrado y en su lugar ponía otra pila de libros sin ordenar y ni catalogar, logrando sacarle una guasona sonrisa muda a Benjamin antes de que la puerta escarlata se cierre definitivamente y dejando aquel misterio de persona con su huraña manera de ser dentro de las entrañas de la casa rodante.