En la Elliott Gallery

Llegamos a la esquina en la que el farol de época iluminaba las puertas de vidrio del local ahora a media luz, adentro se podían distinguir las dicróicas suaves y las paredes tapizadas de cuadros.

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Puse mi llave en la cerradura de la puerta vecina, enmarcada por los dinteles de molduras blancas, y enseguida se accionó el mecanismo que nos permitió entrar libremente al estudio contiguo al local. El dueño de la galería gentilmente me había alquilado este lugar a un muy bajo precio con la esperanza de que le vendiera mis cuadros al terminarlos.
Prendí la luz y me paré en el marco de la puerta de la sala de trabajo -Espero que no te importe el desorden -casi suspiré -¿Te sirvo agua? -le pregunté casi ruisueño. Podía ver su cuello lozano al alcance de mi mano, o de mis colmillos, pero no estaba tan loco como para despertar sus suspicacia de nuevo.

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-Aquí hay algunas de mis obras, modestia aparte, he atravesado muchos estilos; suelo pintar paisajes pero cuando algún rostro logra cautivarme no me dejo amedrentar...


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Referenciados en esta página: Felix Mas

Me quedé mirando detenidamente la galería hasta que me enseñó sus cuadros. Empecé a verlos uno por uno, detenidamente. Mirando los colores, observando las perfectas pinceladas, notando la paciencia y el esfuerzo que suponía hacer un cuadro así. Sin duda, la chica de la ventana me había cautivado. Era precioso, y me recordaba a mi en los días lluviosos. De hecho...miré por la ventana en ese mismo instante. Una suave llovizna de verano había empezado a caer lentamente, dando a entender que pronto vendría la tormenta. No era extraño, la tierra se sobrecalentaba y enviaba vapores, era lo más normal. Suspiré y dejé los cuadros con una sonrisa y con sumo cuidado.

-Debo darte mi enhorabuena...son genialiosos

Reí alegre y volví a mirar el de la chica en la ventana

-Este...este me encanta...tiene algo que..me cautiva..no se

Lo miré a los ojos y sonreí. Después, miré entusiasmada la sala, como si fuera una niña pequeña en una juguetería.

Me encantaría pintar....se ve tan...interesante

Reí

Me acerqué mientras miraba mis obras y me puse detrás de ella, podía sentir su calor cerca y el aroma de su sangre me llamaba como una canción de sirena que me hacía desear el tenerla en ese mismo instante entre mis brazos, saboreando su misma esencia, pero tenía que ser paciente, nunca me había gustado la idea de tomar por la violencia algo que podía obtener por placer, y esta chica parecía una delicia.
-Voy probando distintas pinceladas -le expliqué señalando con un brazo el cuadro de la muchacha en la ventana, los detalles de la luz entrando y deslizándose por la figura los había sacado de una fotografía pero ese detalle me lo iba a reservar para mí. -Me agrada la idea de tener un estilo propio más allá de la técnica que emplee -agregué, mi mano rozó su cintura al bajar el brazo -Me complace que te guste -musité mirándola a los ojos.
Me aparté y me dirigí a donde tenía mis pinceles y pomos de óleo, los acomodé con la mano -¿Así que te encantaría pintar? Yo podría darte algunas clases si lo quisieras, pero no quiero alejarte de la música si ese es tu talento; yo te he mostrado mi trabajo, ¿Me prometes que tocarás alguna pieza para mí alguna noche?

off: extrañamente no puedo responderte el Mp desde el movil, la respuesta es evidente, intenta cautivarme y veremos que pasa jajaja.

Me estremecí al notar su presencia cerca de mi. Visu brazo y me sonrojé tontamente cuando me rozó la cintura, como una niña de 15 años. Sonreí levemente y me giré para mirarlo. Negué y suspiré.

-Me encanta la musica, jamas podre abandonarla jamás...pero si estaría bien tal vez aprender a pintar...sabría manejar dos artes, ¿que mas quiero?

Reí levemente y negué. Lo cierto es que queria hacer todo lo posible para ue no saliera el tema del piano, pero finalmente salió.

-No se si podría...hace muchos años que no toco

Se le podría añadir la frase de que hacia muchos años que no tocaba....en publico. Hice una mueca y un relampago ilumino mas la estancia, retumbó toda la sala y saltaron los plomos. Pegué un pequeño salto y suspiré.

-Que susto....

La escuché hablar sobre dominar dos artes, me gustaba cómo pensaba esta muchacha. Fue entonces cuando saltaron los fusibles de la luz, la sentí estremecerse y su gritito me dio risa, pero logré contenerla, no quería que se enfadara, me agradaba su compañía ya que hacía varios años que no tenía una interacción tan prolongada con mortales, por lo general bebía de ellos un "traguito" y los dejaba en donde los había encontrado con los recuerdos borrados.
-Tranquila, es solo una tormenta -la calmé, en cierta medida sentí un poco de ternura hacia su reacción -Ven conmigo, quiero mostrarte algo.
La tomé de la mano, su tacto se sentía cálido y su piel suave, mientras la conducía hacia el ventanal que estaba al fondo de la sala pude oler el perfume que se desprendía de su cabello, algo dulzón pero fresco, como miel y menta; supuse que sería el aroma de esos champúes modernos que usan las jovencitas.
Cuando llegamos abrí el ventanal -Este es mi pequeño secreto -le susurré. Ante nosotros había un jardín interno que la gente de la galería me había cedido para mi uso exclusivo, tenía una parte de baldosas y otra de tierra en la que había toda clase de flores y retoños de árboles, era un patio colonial de época con una fuente en el medio, una densa enredadera cubría las paredes de ladrillo al descubierto, contra el muro del fondo había unos árboles de plátanos, algunos nogales y un viejo roble, quizás tan viejo como la casa original.
El tormentoso viento mecía las hojas de los árboles, que parecían murmurar. Allí apenas se podían adivinar nuestras formas, el resplandor de luz que venía del alumbrado público parecía fantasmagórico, ella apenas podría verme pero para mis ojos sobrenaturales su belleza era aún más intensa bajo esa semipenumbra, su rostro estaba bañado por la luz mortecina y sus ojos brillaban misteriosamente, a nuestro alrededor solo se oía el murmullo de los árboles, el susurro de la fuente y su corazón latiendo rítmicamente, llenando mis oídos de vampiro con su música. No pude contenerme y la tomé por la cintura, acercando su rostro a mi rostro, ¿Podría engañarla? ¿Podría hacer que pensara que era humano aun luego de besarla? No quería hacerle daño pero había algo seguro, iba a probar su sangre de todas formas, la deseaba demasiado a estas alturas y el tiempo para jugar se estaba escabullendo rápidamente, amanecería en tres horas.
No lo pensé más y la besé en los labios, profunda y suavemente, dejaría que mis "encantos" de vampiro hicieran el resto.

Lo seguí y cuando llegamos me enseñó aquel pequeño rincón escondido. Era precioso. Me lo quedé mirando entre los relámpagos que caían fuertemente. Me quedé totalmente asombrada cuando pasó lo siguiente. Me agarró y me besó. ¿Porque? ¿Eso era lo que quería? ¿Llevarme allí para liarse conmigo? ¿De verdad? Todos eran iguales...todos querían lo mismo. Pero a pesar de pensar que era un cerdo...le seguí el beso . Extrañaba tener a alguien a quien abrazar, entrelazar mis dedos en su pelo, suspira y besar con suavidad sus labios. Extrañaba el olor de alguien cerca de mi, un simple abrazo...un simple contacto con las manos. Así que le seguí el beso, hechizada por algo que ni siquiera yo podía descubrir que era. Suspiré separándome lentamente de el. Cogí aire y seguí con los ojos cerrados y mis manos en su cuello sin saber que decir nada. Solo se oían los truenos y la lluvia empezaba a caer en forma de finas gotas que, poco a poco, se transformaban en gotarrones. El silencio era algo incómodo, pero tampoco sabía bien bien que decir. Abrí los ojos lentamente e hice una mueca separandome un poco y mirando el suelo mientras seguía muda.

-Esa no es la reacción que esperaba, Sky -solté sinceramente al verle la expresión, había notado la tensión en sus miembros durante el beso, me había desacostumbrado a ser rechazado, era algo inesperado y refrescante, aunque no me dejaba de provocar cierto resabio de contrariedad -Pensé que sentías la misma empatía que yo, lo siento -me alejé unos pasos -No suelo dejarme llevar pero no me pude resistir -le expliqué -Te veías tan hermosa... Ahora veo que he sido un egoísta, en fin, voy a entender si deseas irte.
Me la quedé mirando unos segundos y me alejé unos pasos más para prender unas velas que tenía en un candelabro en una esquina, una suave luminiscencia naranja alumbró una parte del taller.

Me sentí algo culpable, pues me había atraído ese beso. Lo miré y le acaricié la mejilla.

-Es simplemente que no busco un lío de una noche...y todos se me acercan solo por eso...lo siento...si es eso lo que buscas hoy...de vedad lo siento, pero no cuentes conmigo...y quiero quedarme...me tienes que plasmar en un lienzo no?

Hice una mueca y suspiré separándome mientras miraba la ventana. Me senté y suspiré. Siempre la misma historia. Nunca conseguiría cautivar a nadie por mis encantos interiores...por mi simpatía...por mi dulzura...y poder establecer una relación. No...siempre eran ligues de una noche que jamás se habían cumplido...pues necesitaba que mi primera vez fuera con alguien que me amara y yo a el.

Ahora el que se sentía airado era yo, la miré con seriedad -Yo no quiero un lío de una noche -remarqué "Ni siquiera tienes idea de qué podría hacerte chiquilla", pensé -Soy un caballero y no obligaría a ninguna dama a semejante cosa -aclaré, de hecho era bastante consciente de que podría haberla forzado a hacer lo que yo quisiera con mis poderes si hubiera querido, pero ¿qué ganaría con eso? -¿Pero claro, cómo puedes tú saberlo? De la misma manera en que no puedes saber con solo una vez si soy un tipo en el cual puedes confiar, del cual puedes enamorarte... Ojalá pudiéramos saberlo la primera vez pero solo podemos tener destellos de lo que podría ser -me puse a limpiar los pinceles -Yo solo seguí un impulso, nada más -la miré de nuevo mientras estaba inclinado sobre unos lienzos -Y debo decir, Sky, que sacas conclusiones demasiado rápido para unas horas de conocernos -le recriminé sutilmente mientras arreglaba los tapones -Mi inspiración, por otro lado, está en el suelo en este momento. Creo que ya hemos tenido bastante el uno del otro por hoy, si quieres que te pinte este es mi teléfono -le extendí un papel con el número -Llámame y ven, será placentero para mí el retratarte pero no hoy, hoy ya he tenido suficiente.
Suficiente humanidad y suficiente juventud por una noche.

-Si eso es lo que quieres me parece estupendo.

Me pareció poco sutil echarme de ese modo, así que cogí el número por educación simplemente y empecé a andar hacia la salida. Llovía a cántaros, la verdad. Respiré profundamente y salí armándome de valor. Empecé a andar rápido mientras la lluvia caía a mares encima de mi. Mi pelo quedó empapado, igual que la ropa y todo. De repente, caí, no se como demonios pasó, pero caí. Quedé tendida en medio de la calle, más empapada si podía ser. Me retiré a un lado por si venían coches y me quedé sentada bajo un porche mirando la sangre que brotaba de mi mano. Me había cortado con un cristal que había en medio de la carretera. Algún borracho había tirado. Tenía dos opciones...volver media calle que es lo unico recorrido en un minuto, o quedarme a esperar que la lluvia cesara...¿Que hacer?

Apenas Sky salió y cerré la puerta me sentí culpable.
Yo era un vampiro con varios milenios en mi haber y había dejado que una niña mortal me hiciera enfadar, algo imperdonable. Para colmo de males, la había hechado fuera en plena tormenta y en mitad de la madrugada, me sentí pésimo: en el momento más peligroso de la noche la había empujado fuera por culpa de mi estúpido orgullo a ella, que era la más desvalida de los dos.
En momentos como este me preguntaba si realmente había aprendido algo durante todos estos siglos o si en el fondo seguía siendo el mismo orgulloso y testarudo de siempre.
Si había alguien que podía encontrarla en medio de la lluvia y de la noche era yo, un ser nocturno; tenía que reparar mi absoluta descortesía de alguna manera, por lo menos asegurándome de que llegara a su hogar sana y salva.
Me puse un impermeable gris y tomé un paragüas, no para mí, ¿Qué me importaba a mí la lluvia? Sino para ella. Salí a la calle y empecé a buscar su rastro como el viejo sabueso que era, sin embargo, no tuve que buscar demasiado, la pude divisar claramente al final de la calle levantándose del suelo, al parecer se había caído.
Una ráfaga de aroma a sangre me invadió las fosas nasales por unos instantes y luego se disipó, acaso por la luvia.
Me acerqué con paso rápido y cuando llegué hasta ella la vi sentada en la puerta de una casa, podía sentir la lluvia fría de verano empapándome de pies a cabeza, un chorro de agua fresca se me colaba por el cuello del impermeable y me corría por la espalda.
-Sky -dije poniendo mi mejor cara de arrepentido -He sido un desconsiderado, no estuvo bien que te invitara a mi taller y luego te despidiera de esa manera y a estas horas, tengo un carácter muy fuerte y a veces me domina -le expliqué -Déjame que te acompañe a tu casa o que te pida un taxi -le pedí.
Me acerqué un poco más y entonces noté que le sangraba la mano, el hilo carmesí bajaba por sus dedos y goteaba suavemente en el suelo. La miré como hipnotizado unos segundos hasta que pude sobreponerme momentáneamente al influjo de la sangre y la sed, era un espectáculo bello de ver, la sangre siempre era bella.

Miré mi mano fijamente viendo una sombra en el suelo. Miré arriba. Era el, el hombre que bueno...al que le había hecho sentir mal. Suspiré y miré a otro lado.

-Tienes toda la razón para enfadarte conmigo, soy una mal pensada, una desconfiada, pero es lo que soy...no se puede ir confiando así como así con todo el mundo ¿no crees? No...no lo crees porque si no no te habrías puesto de ese modo...tienes un carácter especial, y te digo que no lo pierdas nunca...ahora...vete a la galería o a casa..te estas empapando. No necesito ni un taxi ni que me lleves, gracias, solo..quiero estar sola...

Miré a otro lado y después miré mi mano. Al parecer no había sido un pequeño corte. Empezaba a escocer bastante, y la sangre brotaba cada vez más. La lluvia limpiaba la herida, pero en un segundo volvía a empaparse de sangre toda la mano, dejando un charco en el suelo bastante notable para todo el mundo, aunque ahora no había nadie. Claro, a esas horas y con ese temporal, ¿quien podría haber? Solo una pringada torpe y un hombre intentando ayudarla y arreglar un fallo tonto que la chica cometió.

-Estaré bien

Acabé por decir.

-Sí, claro que estarás bien, yo me voy a encargar de eso -repuse, colmada ya mi paciencia. No me sentía enfadado, solo algo decepcionado de haber manejado tan mal la situación, quizás decepcionado de mí mismo. Me había propuesto no usar mis poderes y sin embargo ahora tendría que recurrir a ellos, no había lugar para dos testarudos en esta conversación y yo ganaba por antiguedad.
Antes de que replicara algo, como sabía que iba a hacerlo, la miré directo a los ojos y usé mi influjo sobrenatural para sumirla en una ensoñación serena, pacífica. Me acerqué y la tomé suavemente por la cintura mientras sentía su peso recaer en mis brazos, la sostuve sin desviar la mirada y le susurré al oído -Tengo un carácter especial, es cierto, tenías razón en desconfiar de mí, has tenido razón todo este tiempo, pero aunque podría matarte no quiero hacerlo, quiero que me permitas quererte aunque sea solo por esta noche -comprobé que estaba totalmente bajo mi voluntad, le acaricié el cabello y lo olisqueé mientras lo deslizaba entre mis dedos, el calor de su cuerpo era hipnótico al igual que el olor de su sangre, apoyé mis labios sobre su cuello solo para sentir su pulso unos instantes y le tomé la mano de la que brotaba copiosamente la sangre, le pasé la lengua por la herida y retuve el sabor de la sangre en mi boca antes de morderme la lengua y sellarle con mi sangre el tajo grosero que se había hecho.
-Eres un peligro -susurré sonriéndole -No puedo dejarte sola un instante que casi te matas -la incliné hacia atrás un poco dejando el cuello descubierto y a mi alcance, la mordí delicadamente, no quería que sufriera y los siglos me habían dado pericia en el arte de beber sangre. Bebí de ella unos sorbos, solo para disfrutar de la absoluta intimidad del momento, de la breve comunión y de la profunda empatía que experimentan la víctima y el cazador. Sabía que ella estaba disfrutándolo casi tanto como yo y cuando me separé de su humanidad cayó dormida en mis brazos.
Durante el momento en que bebí de ella pude averiguar en sus pensamientos su dirección y hacia allí la conduje, la dejé en su cama profundamente dormida y sanada. Antes de partir murmuré en su oído: -No recordarás nada de lo que te he hecho. Dejaste mi taller y tomaste un taxi hasta aquí.

No sabía que demonios había ocurrido. Solo sabía que mi enfado estúpido había pasado a ser una relajante sumisión. Sonreí levemente cayendo en sus brazos, como si estuviera drogada. Lo miré negando sin saber que estaba pasando.

-Q...que...?solo...una...noche?

Dije con decepción. Ni siquiera sabía porque eso me había herido, pero seguía sumisa. Tragué saliva cuando colocó sus labios en mi cuello, y cerré los ojos. Tomó mi mano y...¿porque ya no me dolía? Era extraño, como si me hubiera fumado algo. Todo empezaba a verse lleno de luz, como si se fuera apagando. Una sensación extraña recorría mi cuerpo. Noté que estaba ahora en mi cuello, y...apenas desvanecía por momentos, pero era agradable...quería sentirlo más...pero al final...quedé tendida en sus brazos...triste...recordando lo que había dicho..y sabiendo que tal vez no lo volvería a ver...y que volvería a estar sola